jueves, 22 de mayo de 2008

A vueltas con el agua


El Gobierno aprobó el 21 de abril el Real Decreto-Ley de abastecimiento del agua del Ebro a Barcelona por las "circunstancias de extraordinaria necesidad" del área metropolitana de Barcelona. En ese momento, los cinco pantanos que abastecen a la ciudad condal acumulaban 122 hectómetros cúbicos de agua y rondaban el nivel técnico de emergencia grave para los recursos hídricos embalsados, fijado en el 20%. A día de hoy, el nivel de los pantanos de las cuencas internas catalanas está ya por encima del 34% y muchas localidades como Barcelona han vuelto a amanecer hoy con una lluvia incesante que parece se va a prolongar hasta el fin de semana. Visto lo visto el President de la Generalitat se aventuró ayer a decir que la tubería que se va a construir para trasladar agua de Tarragona a Barcelona quizás no se utilice jamás al igual que la presencia de extintores no alertan de que vaya a haber incendios. Y es que Montilla comienza a buscar justificaciones a una obra que costará cerca de 180 millones de euros y expropiará cerca de 600 fincas.

Desde el inicio el plan para frenar la sequía alarmante que preocupaba a la población de Barcelona y del área metropolitana ha estado lleno de contradicciones y ha evidenciado que el Gobierno central no había realizado un plan sólido con el que prever la falta de agua. El mismo Gobierno que había conseguido muchos votos en Aragón por estar en contra del Plan Hidrológico Nacional del PP que veía los trasvases como la solución definitiva para regar los campos de golf de Levante, apoyaba ahora una infraestructura que condenaba a las tierras del Ebro a tener que manifestarse contra sus propios vecinos catalanes. Hay que reconocer que la situación en la que se encontraba los pantanos a mediados de marzo obligaba al Gobierno a actuar pero es igual de cierto que cuando esa situación se ha superado y se pronostica que no habrá problemas de abastecimiento hasta la entrada de funcionamiento de la planta desaladora del Prat de Llobregat, no han sabido rectificar a tiempo.

La ministra de Medio Ambiente comenzó apoyando el trasvase pero hace un par de días dijo que si seguían las lluvias se plantearían paralizar la construcción de la tubería. Posición acertada la de la ministra sino fuera porque 24 horas después volvió a asegurar que era necesario el trasvase porque los pantanos aún no tenían suficiente agua. De la misma forma actuó el Presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, que encabezó las manifestaciones hace unos años en contra del trasvase para que en la actualidad haya tenido que mandar hacer informes con lo que justificar una obra con la que vuelve a estar en contra en la actualidad. Demasiadas incoherencias políticas en poco tiempo. A buen seguro se realizará la tubería y como pronosticó José Montilla posiblemente no entrara en funcionamiento. 180 millones de euros y 600 fincas afectadas para una macroinfraestructura que ni los propios constructores aseguran que servirá de algo.

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